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HILVANANDO ANDARES PARA ABRIR CAMINOS

jueves, 2 de julio de 2009

Ecos entrañables de dos voces uruguayas






Por Gabriela Delgadillo Guevara


En mayo pasado, el cantautor uruguayo Daniel Vigletti visitó México. Una vez más llenó con su canto los corazones de aquellos que resisten, sólo que en esta ocasión su voz cimbró con fuerza en un entorno mexicano particular; uno de tremenda opacidad e incertidumbre, re-cargado de crisis varias: crisis económica, crisis política y hasta “epidemiológica”.


Vigletti cantó esperanzas a dos voces, en un contexto en el que la reciente pérdida de su contemporáneo, compañero y gran amigo, Mario Benedetti, no podía sino dejarse sentir con cierto aire de desamparo.


Daniel Vigletti ha mantenido con México una relación estrecha. Como “una especie de imán” -según cuenta-, nuestro país lo ha atraído en varias ocasiones. Vino por vez primera a ofrecer su cantar en un concierto de solidaridad contra el golpe pinochetista. En 1977 se presentó en el Auditorio Nacional durante las Jornadas de la Cultura Uruguaya en el Exilio. Después ha vuelto en varias ocasiones, como cuando, tres décadas después llevó su canto al "Encuentro intergaláctico" en 1997.


Daniel Viglietti es un icono vivo de la solidaridad entre los pueblos. Durante su exilio recorrió países denunciando la brutalidad de la dictadura uruguaya (1973-1985). Al término de ésta, regresó a su país acogido por más de 25 mil personas en un concierto que él ha calificado de “abrazo entrañable”. Se "desexilió" -para usar un término de Benedetti-, pero no dejó de viajar. Desde entonces su canto y su guitarra recorren el mundo solidarizándose con diversas causas sociales.


De la misma manera, este 2009 el cantautor visitó México en una coyuntura crítica, ávida de voces solidarias. Entre sus varias presentaciones, Vigletti se presentó el 28 de mayo en el local de Uníos a invitación del Rincón Zapatista y el Café Comandanta Ramona. Tácitamente, el evento representaba un homenaje que el cantautor rendía a Mario Benedetti, con quien Vigletti mantenía una amistad de hondas y fuertes raíces.


A partir de su segundo disco, “Hombres de nuestra tierra”, Vigletti inicia un trabajo compartido con escritores: musicalizando poemas de César Vallejo, Líber Falco, Circe Maia, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Nicolas Guillén, entre otros. Por aquel entonces la creatividad artística y combativa hermanó a Viglietti y Benedetti sobre los escenarios latinoamericanos y europeos, en tiempos en que compartieron el exilio con tantos otros uruguayos. Desde entonces fueron coparticipes de andares, escenarios, amistades, canciones y luchas.








El encuentro en el local de Uníos convocó a jóvenes, adultos, veteranos y familias enteras. En el local, lleno a tope, el concierto fluyó intenso y emotivo. Daniel, que portaba boina y chamarra de piel oscura, se notaba alegre y cálido. Se sentía en confianza: “Hoy estamos más bien en un encuentro coloquial, sin esas formalidades que pesan… Ó sea que no se que hacer”. Abrió con Milonga de andar lejos, cuya letra es de la época del exilio, e inicia así:


Qué lejos está mi tierra
Y sin embargo qué cerca
o es que existe un territorio
donde la sangre se mezcla...


Su voz, templada y grave, deleitó a los asistentes con canciones como Negrita Martina, A desalambrar y Cielito de los muchachos, de profético dicho:


Están cambiando los tiempos
Para bien o para mal


Para mal o para bien
nada va a quedar igual…


“Nada va a quedar igual”, repetía ante la piel erizada de todos los que piensan en el rumbo del futuro posible con aferro a la esperanza.


A cada interpretación la antecedían preámbulos anecdóticos. Habló de sus primeras presentaciones junto a Mario Benedetti, que culminarían en el álbum A dos voces. También hizo referencia a Idea Vilariño, otra gran poeta y ensayista uruguaya de la llamada Generación del 45 (a la que pertenecen Benedetti, Onetti y otros). Idea, al igual que Mario, nació en 1920, y al igual que él murió en 2009. Además de Viglietti, el cantautor anarquista Alfredo Zitarrosa y el grupo Los Olimareños han musicalizado algunos de sus poemas.

La fuerza lirica de los versos de Idea se complementa con la potencia de Viglietti:


Palomita zonza, vidalitá,

de piquito bobo,
cuidá de tu nido, vidalitá,
que anda suelto el lobo.


Pobre palomita, vidalitá,

de vuelo perdido,

si no le hacés frente, vidalitá,

te deshace el nido…





Versos graves, escritos en el contexto golpista del Uruguay de los setentas pero tremendamente actuales para el México de hoy. “De una canción como ésta le ocurre a uno como un eco. Una obra siempre genera ecos en otras”.

El encuentro concluyó con el hermoso tema Ana Clara, pues “a veces es bueno terminar con una canción de amor; no siempre es bueno terminar con el puño en alto, entre otras cosas porque así no se puede tocar la guitarra”...



La visita de Daniel Vigletti nos deja su llamado “a desalambrar, a tirar barreras para ver claro el sendero de la historia de América Latina”.






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DESCARGA LOS CONCIERTOS INEDITOS QUE VIGLIETTI Y BENEDETTI OFRECIERON EN ESPAÑA:

A DOS VOCES EN EL TEATRO APOLO DE ALMERIA

A DOS VOCES EN LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE